Puede que estés valorando la opción de ponerte un piercing en la lengua, en los labios… Sin entrar a valorar si son atractivos, molones y chulos o no (eso ya depende de cada uno), vamos a hablarte de la parte oscura, de la que nunca nadie habla. Y no, no es la factura o el dolor cuando te lo haces.
Queremos hablarte de lo que puede significar para tu salud bucal.
Quizás no te has parado a pensar en las consecuencias de ubicar un piercing en la boca, lengua o labios.
Nosotros, te las contamos, sin paños calientes. Vamos allá:
Los piercing en labios o lengua, retienen comida y dificultan la limpieza de la zona, promoviendo la acumulación de bacterias. Estas crecen y se reproducen, y desprenden unas sustancias que provocan halitosis (mal aliento). Se introducen en el agujero dónde está el piercing y pueden provocar dolor, inflamación, sangrado, e infecciones.
Si mantienes una higiene extrema tanto del piercing como de dientes, encías y lengua puedes minimizar el problema, pero la acumulación de bacterias dentro del agujero permanece intacta independientemente del uso de enjuague. Las bacterias además disminuyen el pH de la boca, incrementando el riesgo de caries y los dientes tienden a erosionarse con más facilidad.
El piercing en la lengua puede dañar glándulas salivales, disminuyendo la cantidad de saliva de la boca y puede afectar al sentido del gusto.
Durante la masticación también genera problemas ya que algunas bacterias impactadas en el piercing se mezclan con la comida y se ingieren, llevándolas al estómago y de ahí al resto del organismo.
La limpieza y desinfección del piercing (fuera de la boca) después de cada comida y bebida ayuda a reducir la cantidad de bacterias que penetran al organismo por ingestión.
Los piercings de labio rozan continuamente las encías. Este contacto provoca desgaste, llagas y pérdida de la encía, y la consecuente pérdida del hueso y del diente, provocando los mismos signos y síntomas que la periodontitis.
El contacto de estos piercings con el diente provoca erosión en la zona dando sensibilidad y caries, y puede llegar al astillamiento o la fractura dental. En cuyo caso: ven a vernos antes de que el problema sea más grande.
El efecto de los piercings por contacto directo es inevitable y su única solución es la eliminación del piercing y el tratamiento de la lesión que haya provocado.
Una de las consecuencias más comunes es la contracción de las encías, con lo que el diente queda desprotegido, pudiendo llegar a caer.
En concreto el piercing en la lengua, que es el más común (81%), provoca daños principalmente detrás de la encía inferior. El de labio (38%), sin embargo, afecta a la parte frontal de ésta. Otros lugares peligrosos, pero menos frecuentes son la mejilla o el freno de la lengua.
Quizás desconozcas que al menos un 17% de las personas que llevaban un piercing ha tenido algún problema de salud.
Si tienes piercing, ven a vernos más a menudo. Y si no: también.