Estas pequeñas llagas son dolorosas y muy molestas. No son contagiosas pero sí suelen volver a aparecer. Para prevenir las aftas bucales lo mejor es evitar el estrés, alimentarse bien y cuidar la higiene bucal. Y visitar a tu dentista más a menudo (nos gusta verte, ¡qué le vamos a hacer!).
Un afta o llaga es una pequeña úlcera que aparece en el tejido mucoso que recubre el interior de la boca. Afectan normalmente a personas de edades comprendidas entre 10 y 40 años, y las mujeres son por lo general más propensas a padecerlas.
La llaga puede ser única o aparecer en grupo (con refuerzos) tiene un aspecto blanquecino o amarillento, con un halo enrojecido alrededor. Suelen localizarse en la parte interior de las mejillas, en la base de las encías, en el velo del paladar, en la lengua, y en la zona interior de los labios. Se trata de lesiones muy dolorosas. A diferencia del virus del herpes labial, las aftas no son contagiosas.
Eso sí: suelen ser recurrentes, es decir, una vez se ha tenido un afta, es muy probable que esta reaparezca cada cierto tiempo, en el mismo, o en distinto lugar.
Las causas puede estar ligada a diversos factores:
• Factores hereditarios: prácticamente en la mitad de los casos el paciente tiene algún pariente de primer grado que presenta esta misma afección.
• Las agresiones mecánicas: el simple hecho de morderse mientras se mastica la comida, o recibir un rasguño durante un tratamiento bucal o causado por un diente dañado pueden ser motivos suficientes.
• Problemas del sistema inmune: muchas veces una bajada de defensas a consecuencia de un catarro o de una situación de estrés, puede dar lugar a su aparición.
• Deficiencias alimentarias: principalmente las relacionadas con deficiencia en vitaminas B12, ácido cólico o hierro.
• Hormonas: las aftas son relativamente comunes en caso de desequilibrios hormonales, y aparecen con frecuencia antes o durante el periodo menstrual.
• Infecciones virales.
En muchas ocasiones, las lesiones producidas por el virus del herpes simple son también referidas como aftas bucales. Pero no son lo mismo: mientras que las aftas son lesiones del interior de la boca, los herpes labiales suelen localizarse por fuera, alrededor de la boca. La calentura es dolorosa y produce picor. Éste si se contagia por simple contacto con una persona infectada. O si compartimos cubiertos, toallas, cepillos de dientes… ¡Cuidado! Es mejor que cada uno tenga su propio cepillo de dientes. Que compartir está muy bien, pero tiene sus limitaciones. Por lo general la herida desaparece por sí sola, tanto en llagas como en calenturas. Deben evitarse los alimentos muy calientes o condimentados, o aquellos que sean muy ácidos, como los cítricos.
Mientras la herida persiste es especialmente importante mantener una higiene adecuada de la boca y cepillar los dientes tras cada comida para evitar infecciones bacterianas. Después del cepillado, se pueden emplear colutorios que contengan agentes antisépticos, que actúan contra las bacterias presentes en la boca.
¿Cómo podemos prever la aparición de las aftas bucales?
La manera más eficaz de prevenir la reaparición de las aftas bucales es tratar de llevar una alimentación equilibrada, evitar las situaciones que nos generen estrés o ansiedad (los problemas mejor dejarlos para pasado mañana, y repetir esto todos los días) y cuidar nuestra higiene y salud bucal.
Tratar de evitar comidas ácidas, picantes, o excesivamente condimentadas ayuda, también. Y visitar a tu odontólogo de confianza, ¡también!