Boca sana y fumar, no son de buen llevar

Que “el tabaco perjudica seriamente tu salud” (y la de tu bolsillo, y la de los de tu alrededor…) lo habrás oído en multitud de ocasiones pero, ¿sabes de qué manera? Tal vez la primera respuesta sean los problemas respiratorios y pulmonares. Pero hay más efectos negativos que tienen que ver con tu salud bucal. Y es que, al encender un cigarrillo le haces un flaco favor a tu boca: desde pequeños cambios estéticos hasta algunos tipos de cáncer.

 

El tabaco es muy perjudicial para nuestra salud general y nuestra salud bucodental en particular. Son muchas las personas que fuman, que consumen todo tipo de cigarrillos y de puros, por lo que su boca y sus dientes corren mucho peligro, están exponiéndose a sustancias que son muy dañinas, muy nocivas.

Se ha demostrado que el tabaco es una de las principales causas por las que aparece en nuestra boca la periondotitis apical, que es un tipo de inflamación, que en muchas ocasiones origina y causa flemones en nuestra boca, puesto que ataca la raíz de nuestros dientes. Esta enfermedad es progresiva y una vez está desarrollada es muy difícil de tratar y solucionar, por lo que es mejor prevenirla antes. El tabaco destruye los tejidos y consigue que la encía se debilite. Esto provoca que las piezas dentales terminen cayéndose.

El tabaco produce manchas en nuestras piezas dentales. Sus sustancias, sobre todo el alquitrán y la nicotina, amarillean la zona exterior de los dientes, haciendo que se vean muy feos y sean estéticamente poco agradables.

Es posible que aparezcan caries en los dientes cuando se fuma, porque los dientes están más débiles y mucho más expuestos a que los azúcares y otros elementos le ataquen.

No nos olvidemos del mal aliento o halitosis. El tabaco provoca que tengamos mal aliento, ya que salivamos mucho menos y, además, ataca directamente a la flora bucal, de manera que nuestra boca está más expuesta a toda clase de enfermedades.

También causa una lesión en la pieza dental que se denomina oficialmente como leucoplasia, suele aparecer en zonas de la mucosa de nuestra boca y no es posible desprenderla mediante la técnica del raspado.

Fumar provoca la llamada palatinitis nicotínica, que es una mancha de color blanco que aparece en la zona más blanda de nuestro paladar. Es una de las pocas lesiones que son reversibles, si se deja de fumar.

 

Si hablamos en términos mayores: el tabaquismo puede causar cáncer oral. Un riesgo extremo que, desgraciadamente, afecta a más parte de la población de la que solemos pensar. Hay un sesenta por ciento de posibilidades más de tener cáncer de boca si fumas.
Sin duda: El cáncer oral es la consecuencia más grave. En España cada año unas 2.000 personas desarrollan cáncer oral, con una supervivencia de sólo el 50% a los 5 años del desarrollo de la enfermedad. Y los pacientes que no se cepillan nunca tienen un mayor riesgo de desarrollar, además, cáncer de esófago.

Además, entre el 75% y el 90% de todos los casos de cáncer oral están ligados a los efectos combinados del consumo de tabaco y alcohol.

Los fumadores presentan un riesgo entre 2,5 y 6 veces mayor de sufrir enfermedad periodontal que los no fumadores. El hábito de fumar también ha demostrado tener un efecto adverso sobre la cicatrización de las heridas tras las intervenciones quirúrgicas, disminuyendo el riesgo de alveolitis seca.
El tabaco, además, enmascara la inflamación de las encías y éstas sangran menos pese a estar inflamadas.

¿Y las caries?  Encender un cigarrillo también influye en la aparición de estas lesiones, pues entre los fumadores se observa una mayor cantidad de caries en las raíces de los dientes. A su vez, presentan una disminución de la secreción salivar, lo que conlleva una menor capacidad neutralizadora de la placa. También suelen tener una mayor tendencia a consumir bebidas azucaradas, comer entre horas y comer menos fruta, por lo que mantener una higiene bucal óptima es crucial.
Además, el consumo de tabaco a veces también está asociado a pigmentaciones con melanina (pigmentaciones oscuras), especialmente en las mejillas y en la encía adherida. No sólo a un color de dientes amarillento y poco atractivo.

 

Piensa en todo esto la próxima vez que te entren ganas de encender un cigarrillo. Tu sonrisa, tu bolsillo, tu salud, y sobre todo tus dientes te lo agradecerán.

 

Sonríe a la vida. Y si es sin tabaco, ¡mucho mejor!